Los mamíferos de Cabañeros
Índice
Introducción a los mamíferos
Los mamíferos provienen de los reptiles. En el mesozoico ya se pueden apreciar características similares entre los reptiles y los actuales mamíferos, sin embargo no es hasta el cenozoico cuando los mamíferos se expanden junto con las aves. Cuando se extinguieron los reptiles del secundario, los mamíferos se establecieron como la fauna dominante en la Tierra.

Rasgos característicos de los mamíferos
La característica más conspicua que indica si un animal es mamífero es la presencia de pelos y de glándulas mamarias, de dónde procede la denominación mamífero. Aunque existen otros rasgos anatómicos no perceptibles de anatomía interna como:
- La articulación de la mandíbula.
- El tipo de cráneo el arco aórtico.
- La disposición de los huesos del oído.
- El desarrollo de su cerebro.
Tipos de mamíferos
Los mamíferos presentan una gran capacidad de adaptación, evidenciada por su variedad de tamaños y formas en comparación con el resto de los vertebrados, lo cual les permite colonizar todo tipo de medios. Existen los terrestres, que son mayoría y los más representativos: primates, carnívoros, insectívoros, roedores, artiodáctilos y lagomorfos; los acuáticos, como son los cetáceos; y por último, los aéreos, como los quirópteros.
Además existe una gran variedad de tamaños, se pueden encontrar mamíferos de gran tamaño, como es el caso de la ballena azul, de hasta 30 m de longitud; y por el contrario, existe la musarañita (Suncus etruscus), que no llega a los 4 cm de longitud y 2,5 g de peso.
El hombre y los mamíferos
El hombre es el mamífero más evolucionado qué, desde su comienzo, se ha relacionado estrechamente con el resto, a veces domesticándolos para su propio bien, como los animales de compañía, perros y gatos; y en otras ocasiones como proveedores de materias primas, ya sea de alimentos o de materiales (pieles, instrumentos, etc.). Un ejemplo es la caza o el ganado doméstico, utilizado en la agricultura (domesticación de bueyes y caballos para labrar los campos).

Peter Trimming / Surrey County Ploughing Match 2009 (16)
Existen muchos ejemplos históricos de vínculo entre el hombre y los mamíferos en todos los ámbitos. En el paleolítico, los hombres aseguraban su supervivencia gracias a la caza de grandes ungulados salvajes, como vemos gracias a las pistas de las pinturas rupestres. En el polo norte, los esquimales guardan una estrecha relación tanto con los más mamíferos terrestres, como el reno, como con los acuáticos, las focas y los cetáceos. Igualmente, en las zonas desérticas, el hombre hace uso de los camellos y dromedarios para poder desplazarse.
David Dennis from Scotts Valley, CA, USA / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)
Elisabeth Meyer / CC BY (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0)
El uso de los caballos también ha determinado en muchos casos el rumbo de la historia. En España tenemos varios ejemplos. Por un lado, el uso del caballo ha sido decisivo en muchas batallas, como en la conquista de América, un animal desconocido entre caribes y por el que sentían espanto y que salvó a Hernán Cortés en más de una ocasión. Por otro, la cría de ovejas merinas para producir lana durante la Edad Media ayudó a la expansión económica del país.

Saraaaaaaaaaaaaaaaaaa / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
En la actualidad, la explotación de mamíferos (ganadería, sector pesquero, cinegética, etc.) es uno de los principales motores de la civilización, ya no solo por el dinero que mueve sino por la cantidad de materias primas que nos aporta, como carne pieles leche y numerosos derivados de utilización industrial. El hombre necesita a los mamíferos para sobrevivir. Por ello, debe protegerlos.
Números y tipos de mamíferos en Cabañeros
En Cabañeros existen 47 especies de mamíferos clasificados de la siguiente manera:
- Insectívoros: 5
- Quirópteros: 19
- Carnívoros: 10
- Ungulados: 6
- Roedores: 9
- Lagomorfos: 2
Hay que destacar que 44 de estas especies son autóctonas y que se han introducido tres especies de angulados: el muflón , el gamo y la cabra montés. Esta última, extinta el siglo pasado, se ha introducido recientemente. Por desgracia, el oso desapareció a finales del siglo XVII y el lobo abandonó los Montes de Toledo en los años 70.
El hombre y su relación con los mamíferos en Cabañeros
El paisaje actual que se conoce cabañeros es el resultado de la actividad humana durante miles de años. Las alteraciones marcadas por la agricultura, la ganadería, las actividades forestales y la cinegética son las que han dado forma a este territorio singular. Sin embargo, no se debe olvidar que estas acciones vienen inducidas en buena parte por los grandes mamíferos.
Un ejemplo claro es la necesidad de los pastores por alimentar a un mamífero doméstico: la cabra. Cuando la vegetación envejecida perdía sus cualidades de producción vegetal, los cabreros provocaban incendios en el monte, donde más tarde nacían las famosas extensiones de especies pioneras, como las jaras, brezos o romeros. Estos incendios se extinguían al llegar a las pedrizas, por lo que es alrededor de estas formaciones rocosas donde la vegetación, aislada del fuego, mejor se conserva.

Otra actividad transformadora fueron los desmontes en las zonas de raña, donde se explotaban actividades agrícolas, como las rotaciones de cultivo cada tres años como mínimo, y ganaderas en los años de descanso, de rastrojaras (temporada en que los ganados pastan los rastrojos) y eriales (terreno que no se cultiva).
Entre el ganado de estos pastizales, el ovino, casi siempre de raza merina, se destinaba a la producción de carne, sin explotar la leche. La cabaña de vacuno, formada por vacas de razas autóctonas, la <<retinta>> y la <<avileña>>, se cruzaba con sementales de raza <<charolés>> con el fin de obtener chotos de mayor tamaño.
La impronta de esta es visible a día de hoy. En aquellas zonas donde el ganado fue más intenso, existe un cúmulo mayor de materia orgánica derivada de sus excrementos, que ha producido un pasto de calidad: los denominados <<madajales>>. Aunque el ganado caprino desapareció, la cabaña ganadera restante de ovino y vacuno se siguió manteniendo en importantes densidades.
Sin embargo, entre los años 50 y 60 se produce un cambio en las actividades, orientándose hacia el uso cinegético para la explotación demográfica de las poblaciones de ciervo y jabalí. A día de hoy se sigue manteniendo ese índice de crecimiento. Por tanto, el paisaje actual de Cabañero solo se entiende en función del auge de la actividad cinegética y de las transformaciones que conlleva.
Cuando se creó el Parque, se paralizaron las actividades agrícolas y ganaderas. Mientras, en la serranía, prosperaron los ciervos y los jabalíes, gracias, en parte, al amparo del refugio y tranquilidad del monte y al alimento procedente del matorral y los pastos de las ranas que aprovechaban sin competencia. Es en este periodo, a partir de los 60, cuando se produce el cambio de predominio a favor de los animales cinegéticos.

Mamíferos extintos en Cabañeros
Se han documentado varias extinciones en los últimos siglos en los Montes de Toledo, tanto de grandes mamíferos como de pequeños, aunque estos seguramente inadvertidos. Destacan dos carnívoros: el oso pardo y el lobo ibérico; y un ungulado: la cabra montés.
Oso pardo (Ursus arctos)

I, Malene / CC BY-SA (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/)
En el siglo XIII, el oso pardo era un mamífero común dentro de la serranías de los Montes de Toledo. De hecho, Alfonso XI, en El libro de la montería, describe los lugares donde se realizaban las cacerías reales describiendo muchos de los parajes. Gracias a la pervivencia de muchos topónimos se puede localizar las lugares a los que se refiere. Concretamente, en el capítulo XVI, <<De los Montes de Toledo, et de Calatrava et de Talavera>>, testimonia la presencia común de osos en el actual Parque Nacional de Cabañeros:
<<Val de Lobiellos como tiene fasta la Torre de Ojo Abrahen, es todo un monte, et es bueno de oso, et de puerco en todo tiempo. Et son las vocerías, la una desde Val de Lobiellos por cima de la cumbre de la sierra fasta la Torre; et la otra desdel comienzo del soto por allende del rio fasta la V ecediella, que non pase á la Celada, nin á Val del Agua. Et son las armadas la una en el collado que es entre Val de Lobiellos, et el Rencon; et la otra entre la posada de la Torre, et Valde Lobiellos>>.
<<Val de Don Gómez, et el valle de la fuente del Pescado es todo un monte, et es bueno de oso, et de puerco en ivnierno, et en el comienzo del verano>>.
El Rostro, et la Sangusuela es todo un monte, et es bueno de oso, et de puerco en ivier- no, et en el comienzo del verano, et son las vocerías, la una desde la Laguna por cima de la cumbre fasta la sierra del Portizuelo: et la otra desde encima de la sierra del Portizuelo fasta la Sangusuela. Et son las armadas la una á la posada del Portizuelo, et la otra en la Laguna de la vega>>.
Alfonso XI, El libro de la Montería
Su extinción ocurrió a principios del siglo XVIII, cuando aumento la presencia humana, debilitando la población de osos de la Oretana.
Lobo (Canis lupus)

Mikkel Houmøller / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)
Se trata de un claro ejemplo de cómo la persecución humana puede acabar con la extinción de una especie. En los años 50 y 60, aún existían importantes poblaciones en diferentes puntos de la cordillera Oretana. Empero, la continúan persecución, los envenenamientos y trampeos, acabaron con casi toda la presencia del lobo en la cordillera. La consumación se dio durante una montería en noviembre de 1973, en la finca de Piedras Picadas, en pleno parque nacional, cuando se abatió el último lobo considerado población autóctono de los Montes de Toledo. En el año 1985, se abatió otro en una finca de Anchuras, probablemente un individuo aislado procedente de la población extremeña, no de los Montes de Toledo. Fue, por tanto, en Cabañeros donde el lobo mostró sus últimos efectivos.
Cabra montés (Capra pyrenaica)

Benjamín Núñez González / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)
Esta especie se encontraba en el núcleo central del Rocigalgo. Su último ejemplar testimoniado fue abatido en 1859 en Ventas con Peña Aguilera. Recientemente, se puede encontrar alguna especie en algunas fincas próximas al Rocigalgo, gracias a las introducciones de dicha especie en los últimos años, que provienen de la población que habita la sierra de grados y que pertenecen a la subespecie Vitoriae.
Descripción general de los mamíferos en Cabañeros
La riqueza del ecosistema de Cabañeros brinda a los visitantes del parque la posibilidad de ver una de las comunidades de mamíferos más importante de Europa. El parque atesora una gran diversidad de especies y en muchos casos sus densidades llegan a ser incluso excesivas, aunque la primera impresión sea una escasez vegetal y biológica, sobre todo, al observar las grandes extensiones de jarales, brezales y encinas.
El ciervo (Cervus Elaphus)

A principios del siglo XX el ciervo era muy poco común en los montes de Toledo, debido, en gran parte, a la constante e intensa actividad del hombre que trabajaba en las sierras. De hecho, hay una curiosa inscripción de 1912 en una losa de bonito en la finca de Santo Tomé, en los Yébenes, que reza lo siguiente:
<<Hoy 12 de noviembre, día de satisfacción, porque aquí ha matado una cierva don Hipólito Simon>>. Podría referirse, también, a la mala puntería del cazador, pero no es lo más probable.

Fue el abandono de estas actividades lo que dio paso a la transformación de los usos de estas fincas de los Montes de Toledo, para orientarlas hacia la cría de ungulados salvajes, en especial, la cría del ciervo. Las fincas se cerraron mediante mallas cinégeticas y se construyeron pistas, cortaderos y roturas que modificaron el paisaje, originando barreras artificiales para los animales.
Esta situación produjo que en muchos espacios se sobrecargara la capacidad del ecosistema, lo que produce un ramoneo (cuando los animales se comen las hojas y las puntas de los ramos de los árboles) excesivo que puede llegar a suprimir la vegetación. Igualmente, el constante movimiento de estos animales erosiona la capa fértil del suelo y evita el nacimiento de pasto, lo que alimenta a la comunidad de pequeños y medianos herbívoros. Sin esta comunidad, el resto de los niveles tróficos se paraliza, lo que produce la extinción de muchas especies. Es decir, si los carnívoros no disponen de sus presas básicas, los pequeños y medianos herbívoros, su población desciendo. Un ejemplo, es el caso del lince, que depende de la abundancia de conejos.
Pocos años antes de la declaración como Parque Natural, en Cabañeros se intensificó la caza de ciervos y jabalíes, reduciendo sus poblaciones hasta alcanzar unas densidades adecuadas a la capacidad del medio. Sin embargo, paradójicamente, se produjo un efecto contario: la rápida proliferación del ciervo, que llegó a tener una densidad desorbitada de hasta 60 ciervos por 100 hectáreas, cuando lo ideal es no superar los 20.

Cabañeros es uno de los pocos lugares de la península donde se puede analizar la fenología natural del ciervo en su estado de libertad. Se pueden apreciar sus movimientos en de los montes para, por un lado, localizar la mejor ingesta de alimentos en cada época del año; y por otro, para garantizar el flujo genético de la población en la época de celo. Antiguamente, la gente que habitaba la sierra contaba que durante la berrea, grandes grupos de machos procedentes de Cíjara se desplazaban río Estena arriba para reproducirse con las hembras de la zona de las Peralosas. Hoy, con las fincas cercadas, ya no se ven grandes venados en los barrancos del río.
No obstante, aunque existen muchas zonas cercadas del parque, los ciervos disponen de una gran área extensa de raña y monte para realizar libremente sus movimientos en función de sus necesidades.
La berrea del ciervo y su ciclo en Cabañeros

En septiembre, con el cambio de estación y de temperatura, los ciervos entran en celo. Los machos, llamados venados, para hacer gala de su fuerza y valía frente a sus contrincantes, emiten unos sonidos roncos que se escuchan en toda la sierra. Las hembras, por su parte, asisten con aparente indiferencia a estos enfrentamientos, donde el choque de las airosas cornamentas armonizan el comienzo del otoño.
La berrea es una de las manifestaciones naturales más impactantes y atractivas de la península. Durante esta fase, los machos, que suelen ser muy esquivos, siguiendo su instinto reproductor, aparecen por zonas más despejadas, dejándose ver con mucha más facilidad, incluso en lugares poco asiduos.
Cuando finaliza el celo, los venados forman grupos exclusivos de machos y se refugian en los matorrales. Las hembras, junto con las crías de la primavera anterior –las hembras, denominadas <<gabarranas>>; los machos, <<varetos>>–, se organizan en grandes manadas y aprovechan los pastos, estableciéndose en las llanuras de las rañas, como lo hacían en sus orígenes (anteriormente eran animales de llanura). Transcurren así el otoño y el invierno, y en función de la disponibilidad de alimento varían su posición de la raña a los refugios en los matorrales.

Con la llegada de la primavera, los ciervos vuelven a la espesura del matorral, despejando casi por completo la raña. En esta época cuando los venados pierden su cuerno, desprendiéndose por la raíz de la <<roseta>>, quedando dos mogotes por los cuales se regenerará la nueva cuerna a principios de verano. Esta deberá estar completamente osificada para finales del verano cuando comience el nuevo celo.
Es curioso que durante esta época apenas se puede observar a los venados sin cuernas. Se suele decir que es por vergüenza a que se les vea sin sus atributos masculinos e imponentes. Las hembras también se ocultan en los jarales, pero con otros fines, pues buscan un lugar acogedor para dar a luz a un nuevo gabato. Este suele nacer alrededor del mes de mayo, tras siete meses y medio de gestación, así como bien dice el refrán: << cuando la Jara florece, la cierva pare>>.
El jabalí
El jabalí aumentó su población, al igual que el ciervo, por el abandono de las actividades humanas en el monte. Aunque su carácter omnívoro y su alta tasa reproductora también han contribuido al actual y exitosos desarrollo de esta especie en Cabañeros. Entre todos los recursos tróficos que dispone, el jabalí puede alimentarse de diversos tipos de vegetales, de carroña y de gran cantidad de animales vivos, pues es considerado como un animal depredador muy hábil. También preda nidos y cubiles de cría.
Su éxito depredador se debe a la potencia de su boca, con sus prominentes colmillos, llamativos y a la vez muy peligrosos, que han causado más de un disgusto entre los cazadores. Su robusta y musculosa nariz, llamada <<geta>>, es capaz de realizar hondos hoyos y de voltear las piedras en el suelo para encontrar raíces, tubérculos e invertebrados. La impronta que este animal deja por donde pasa es muy ostensible, de hecho, a veces, puede confundirse con la de la maquinaria agrícola.
El corzo (Capreolus capreolus)
El corzo es un ungulado muy bello de hábitos boscosos que, reacio a bajar a la raña, prefiere refugiarse en el monte y pastar en los valles donde el monte es más aclarado. Se sitúa en lugares donde el ciervo no domina, que dentro de Cabañeros son pocos, ya que este último ejerce una presión muy fuerte que lo impide asentarse. En estas zonas, sí que ha conseguido aumentar su población, y no solo dentro del parque, también en el resto de los Montes de Toledo, a pesar de la continua actividad cinegética.

xulescu_g / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)
Curiosamente, el aumento de la población del corzo en estas zonas sin proteger obedece, por lo general, al respeto de los cazadores hacia las hembras de esta especie, de las que depende la pervivencia de la especie. Tal vez sea la ternura que despiertan estos bellos animales la que provoca el levantamiento del dedo del gatillo, aunque también es cierto, que son animales con escaso volumen de carne y de poca calidad.
A diferencia del ciervo, el periodo del celo del corzo –que emite un sonido más seco y ronco– se da en pleno verano, a partir del mes de julio, cuando fecunda a la hembra. Su desenlace, en cambio, coincide, pues las crías del corzo también nacen en primavera, la época más conveniente. Las hembras mantienen el embrión latente en el útero, en su estado inicial de desarrollo, hasta el mes de diciembre, cuando activan la gestación para que los nacimiento se produzcan en el mes de mayo. Pueden tener hasta tres corcinos en un parto.
Especies exóticas de ungulados introducidas en Cabañeros
Las especies exóticas más difundidas que se han introducido en Cabañeros son el gamo (Dama dama) y el muflón de Córcega (Ovis orientalis musimon).

Dominik / CC BY (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0)
- El gamo (Dama dama): el gamo es una especie originaria de Persia que ya fue introducida durante el imperio romano. Los gamos presentes en Cabañeros proceden de los núcleos primitivos que han permanecido en ciertas fincas durante siglos y en las recientes y nuevas introducciones.

- Muflón de Córcega (Ovis orientalis musimon): se trata de una oveja de pequeño tamaño y de color marrón rojizo procedente de córcega. Está catalogada como especie invasora.

Rufus46 / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
El motivo de su introducción fue la creciente demanda cinegética, que, para crear una competición más atractiva, diversifica la oferta de trofeos. La presencia de este tipo de especies es dañina y perjudicial por dos motivos:
- La competencia directa con las especies autóctonas en el medio ambiente
- La posible introducción de enfermedades procedentes de otros lugares que afectan considerablemente nuestra fauna, como ocurrió con el conejo o el cangrejo de río.
Relaciones tróficas de Cabañeros
Son las relaciones que existen entre los seres vivos en función de su alimento. Los ungulados, por ejemplo, se sitúan en el mismo nivel trófico que los lagomorfos y roedores, porque ambos son consumidores primarios de la vegetación en sus diferentes manifestaciones: hierbas, raíces, tubérculos, frutos, etc. Si a estos grupos le añadimos los insectívoros (considerados carnívoros primarios por su consume de animales invertebrados), formamos el potencial de biomasa utilizable, o dicho de otra forma, el alimento que aprovechará el nivel trófico superior, en este caso constituido por el grupo de los carnívoros: predadores y superpredadores.
Entre las especies de carnívoros existen, por un lado, las especializadas en la captura de otros animales de mediano y pequeño tamaño; y por otro, otras especies, denominadas superpredadores, representadas en el ecosistema mediterráneo por el lobo y el lince, que capturan animales más grandes, como los ungulados. Hoy en día, como su representación es escasa, el hombre actúa como regulador directo de la pirámide trófica, debido, en parte, a la densidad de otras poblaciones de mamíferos que provocan grandes desequilibrios.
Lagomorfos
Conejo (Oryctolagus cuniculus)

JJ Harrison (https://www.jjharrison.com.au/) / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
El conejo es una especie clave por la importancia que tiene en las cadenas tróficas de todos los ecosistemas tróficos, ya que es el eslabón básico entre fitófagos y predadores. Además, el conejo forma parte del aporte de biomasa de más de 40 especies de predadores, algunas de ellas especializadas en su captura, como las especies carnívoras de lince ibérico y gato montés, y la rapaz águila imperial. El resto de los predadores consumidores de conejos puede adaptarse a la ausencia de este recurriendo a otras presas, aunque si conviven con este lagomorfo, su dieta se basa en él.
La presencia del conejo en cabañeros es fragmentada y muy escasa. Aparece de forma puntual en las zonas del parque de matorrales pioneros, como jarales y jaral-brezal. Esta sucesión vegetal es fruto de antiguos incendios y roturas que no se han colonizado todavía de forma masiva por el matorral. Sin embargo, las poblaciones con mayores efectivos se instalan en los jarales-brezales producidos por los incendios más recientes. Además, tienen cierta predilección por las zonas de ecotonía (limite natural entre dos ecosistemas) dentro del matorral, como en pequeñas rozas y caminos. Puede ser debido a temas de competencia con liebres y ungulados, o tal vez como sistema de defensa en una zona de predación intensa, donde el matorral ofrece una fuerte protección.
En definitiva, los conejos de cabañeros prefieren la superficie a las madrigueras, cuyo uso se limita a la paridera. Estas, a su vez, aumentan el riesgo de predación, pues son mucho más inseguras que los grandes vivares de los que disponen las grandes poblaciones de conejos. Especialmente, por los zorros y jabalíes, que son muy hábiles atacando estas camadas desprotegidas.
Pero la población de conejos de Cabañeros estabilizada en mínimos, aunque sin grandes variaciones, obedece a otras causas:
Enfermedades:
La mixomatosis aparece en Cabañeros a finales de los 50, con una incidencia tan violenta que las poblaciones de conejo no se ha recuperado desde entonces en los Montes de Toledo. El brote de neumonía hemorrágico vírica de los últimos años ha empeorado la situación. Se ha calculado que tiene una mortalidad en Cabañeros de entre el 45 y 60 por ciento, con mayor incidencia en primavera.
Envejecimiento del matorral:
Con el cese de la actividad humana (carboneo, pastoreo, etc.) en los años 50, el matorral, formado de extensos jarales y brezales, ha transformado el monte en una maraña de monte seco sin estrato herbáceo, que el conejo no puede aprovechar.
Predación y competencia:
Han sido muchas las variables que han influido en la disminución del conejo. Como hemos visto, la comunidad de carnívoros sufrió una gran transformación desde los años 50. Los lobos y los linces perdieron su dominio como clase carnívora dominante, para dejar paso a los denominados <<oportunistas>>, como zorros, jinetas y garduñas. La tradicional comunidad fitófaga compuesta por el ganado doméstico, como vacas, cabras y ovejas, se vio reemplazada por los ungulados salvajes, en perjuicio de la población de conejos. Sin embargo, este proceso gradual de reducción ha tenido varias fases:
- Años 40: existe una abundancia de carboneros y ganaderos que mantienen rebaños de vacas y cabras que pastan en zonas hoy abarrotadas de densos matorrales. Los conejos abundan y la comunidad de carnívoros que destaca es la de lobos y linces, que controlan junto al hombre las escasas poblaciones de ungulados salvajes.
- Años 50: se combinan dos hechos trascendentales que cambian el devenir de Cabañeros: la aparición de la enfermedad mixomatosis y el cese de los aprovechamientos tradicionales. Desaparecen los incendios provocados por los cabreros y el matorral invade progresivamente. A finales de los 60, la decadencia del ecosistema tradicional es manifiesta.
- Años 70: se extingue el lobo y el lince está en declive junto con el conejo. El matorral ha invadido por completo las rozas y quemas antiguas y los ungulados son sus dueños. La cinegética se pone de moda y Cabañeros se transforma en un coto de caza mayor. El ganado doméstico, vacuno y ovino, queda reducido a la gran raña sin inferir en el matorral.
- Ecosistema actual: los unglados salvajes dominan el ecosistema de Cabañeros. No hay presencia del ganado doméstico y el zorro junto con otros generalistas dominan la comunidad de carnívoros, debido a que los lobos y linces ya no actúan como reguladores. Al no haber explotación tradicional, el matorral se encuentra muy envejecido.
Tras este proceso de cambios, en la actualidad, las poblaciones de conejo son muy escasas y se reparten de forma fragmentada por la superficie del parque. Su situación es de <<latencia>>, esperando a que vuelvan las condiciones favorables de antaño para recuperar su abundancia.
Liebre (Lepus granatensis)

Juan Lacruz / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
La liebre es el otro lagomorfo, pariente del conejo, que habita en Cabañeros. La comunidad de liebres dentro del parque es abundante en las zonas de monte limítrofes a la gran raña central, en especial, debajo de la vegetación de los chorreros que la cruzan. No obstante, a veces, las liebres se adentran en las rañas a través de sus correrías, lo que facilita su captura por parte de otras especies, como el lince y el gato montés, que no suelen penetrar el campo abierto. Se estima que la densidad de la liebre en el parque es de, aproximadamente, 15 individuos cada 100 hectáreas en las zonas más favorables, una cantidad estimable si se considera como alternativa al conejo en zonas donde no tiene presencia. Sin conejos, la liebre coadyuva la potencialidad de los carnívoros en Cabañeros, sobre todo para los felinos.
Micromamíferos
Es un grupo formado por mamíferos de pequeño tamaño, que se divide en insectívoros y roedores. Aunque, también existen especies de mayor tamaño, como los erizos, entre los insectívoros; y las ratas, entre los roedores. Las pequeñas especies presentes suelen tener altas densidades, máxime aquellas con gran capacidad de adaptación, por ejemplo, los ratones y las musarañas. Otras, en cambio, dependen de una condiciones muy determinadas por el medio, y necesitan para vivir un ecosistema muy concreto. De tal forma, que la falta de humedales en los últimos años ha influido en la escasez de especies como: ratas de agua, topos y musgaños.
Insectívoros
Son el grupo de mamíferos placentarios más primitivo. Aunque se alimentan de todo tipo de invertebrados, su denominación taxonómica responde a su consumo prioritario y principal: los insectos. En Cabañeros y sus alrededores existen cinco especies, algunas al borde de la desaparición.
El erizo ibérico (Erinaceus europaeus)

© Michael Gäbler / Wikimedia Commons
Es la especie más conspicua y de mayor tamaño del parque, capaz de colonizar todo tipo de hábitats. Su mayor fortaleza ante los predadores son sus peligrosas púas, que lo protegen de todo peligro salvo uno, las ruedas de los vehículos, su principal causa de mortalidad.
El topo (Talpa occidentalis) y el musgaño de cabrera (Neomys anomalus)

(Neomys anomalus)
David Perez / CC BY (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0)
Son dos especies que habitan los medios húmedos y que apenas se tiene constancia de su presencia actual en Cabañeros. Los pobladores de la serranía cuentan la facilidad con la que los topos construían sus galerías subterráneas, sobre todo en los prados de la mitad occidental de la cordillera Oretana. En cuanto al musgaño de cabrera, se decía que vagaban por los prados húmedos y que mordían al ganado, creándoles trastornos mentales. Teoría probable porque se sabe que la saliva que estos animales segregan posee efectos neurotóxicos. No hay referencias en los últimos años sobre avistamientos, tan solo se detectó la presencia del topo ibérico en los excrementos de carnívoros. Seguramente se deba a la incidencia de las sequías y la disminución de la humedad ambiental.
La musaraña común (Crocidura russula) y musarañita (Suncus etruscus)

Balles2601 / Wikimedia Commons / CC BY-SA 4.0 / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)

Trebol-a / CC BY-SA (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/)
Son 2 especies que se adaptan mejor a los medios xerófilos –zonas más secas y con menor humedad–, y que, por tanto, han mantenido su población. Teniendo en cuenta la pérdida constante de mamíferos, es un regalo para los ojos poder disfrutar en Cabañeros del mamífero más pequeño del mundo, la musarañita, con un peso inferior a los 2,5 gramos.
Roedores
En Cabañeros, existen 9 especies diferentes de mamíferos vegetarianos. Algunas de estas como la rata de agua (Arvicola sapidus) o el lirón careto (Eliomys quercinus) han descendido su población considerablemente. Antiguamente, la rata proliferaba en los arroyos y charcas del parque, donde construía una compleja red de sendas y galerías; y el lirón careto se establecía incluso en lugares humanizados. Este último es un gran cazador de nidos, hasta tal punto que su captura era recompensada para favorecer la caza menor. El aumento de su predación junto con la sequías influyó notablemente en su disminución.

Jctramasure / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)

David Perez / CC BY (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0)
Las ratas de Cabañeros
Existen en cabañeros dos especies del género Rattus: la rata común o parda (Rattus norvegicus) y la rata negra (Rattus rattus). Se diferencian principalmente en sus preferencias a la hora de escoger el hábitat. La rata común es una especie que llegó a la península en el siglo XVIII procedente de Asia y que coloniza los medios trópicos. Se ha convertido en una plaga peligrosa debido a sus altas densidades y a la gran cantidad de enfermedades que transmite. Por el contrario, la rata negra, con una cola más larga y esbelta que su pariente, opta por lugares más alejados de la actividad humana. En Cabañeros, su presencia es escasa gracias a la escasa actividad humana y a la ayuda de nuestros numerosos predadores.

Tomas Čekanavičius / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)

Bernard DUPONT from FRANCE / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)
Los ratones y topillos
Son las especies de pequeño tamaño, como los ratones y topillos, las que ocupan la mayor parte de la biomasa de roedores del parque. Los topillos del parque están representados por el topillo común o cavador (Microtus duodecimcostatus), una especie típica y abundante en todo el parque, famosa por construir conjuntos de montículos en praderas o en claros entre el matorral. En cuanto al topillo ibérico o de cabrera (Microtus cabrerae), se tienen indicios de su existencia en el parque por la presencia de la típica red de galerías y sendas que ellos construyen en las zonas con cierto grado de humedad.
El ratón de Cabañeros

Anagoria / CC BY (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0)
Sin embargo, dentro de los micromamíferos hay unos que destacan por encima de los demás en cuanto a densidad se refiere en el parque: las especies de ratón. El ratón casero (Mus musculus) y el ratón mediterráneo (Mus spretus) son dos especies muy emparentadas que se diferencian, como en el caso de la ratas, en la longitud de la cola y en sus preferencias etológicas. Así, el ratón mediterráneo presenta una cola más corta y prefiere las zonas más secas, mientras que el ratón casero habita cerca del hombre. Ambos son abundantes de forma local.
Sin embargo, estas especies no alcanzan la notoriedad del ratón de campo (Apodemus sylvaticus), que gracias a los estudios de las egagrópilas (restos de alimentos no digeridos que regurgitan las aves) de rapaces nocturnas, sabemos la importancia que tiene esta especie en la dieta de muchos predadores del parque, entre los que destacan: el zorro, el gato montés, la jineta y la garduña. También en pequeños mustélidos, como el turón y la comadreja.
Dada la importancia de esta especie, se ha analizado, mediante métodos de captura, la presencia y abundancia de la especie en diferentes hábitats de Cabañeros. Tan solo se capturó la especie de ratón de campo, lo que constata la diferencia de densidad respecto a las otras especies. El resultado determinó que el monte maduro que cubre las laderas con alta inclinación es el biotopo o hábitat que mayor densidad de ratones de campo acoge, el doble que en el borde de monte y el triple que en las rañas, que no ofrecen buenas condiciones para estos micromamíferos.
Los predadores carnívoros ejercen un papel determinante en el mantenimiento del equilibrio del ecosistema. Quedó patente tras la incidencia de un brote de moquillo canino, una enfermedad que afectó a los principales predadores del ratón de campo, como los zorros, jinetas y garduñas; lo que provocó la explosión demográfica del ratón de campo.
En contraste con lo que ocurrió con el conejo cuando cesaron las actividades tradicionales que originaron las amplias extensiones de matorral, los roedores sí que se vieron favorecidos por esta situación; y, por ende, también afecta a la composición de su grupo superior en la cadena trófica: los carnívoros.
Carnívoros
Los carnívoros constituyen el nivel superior de la pirámide trófica de Cabañeros. Son animales que despiertan un interés especial. La belleza de su piel es un problema, pues incita a su persecución por parte de muchos cazadores. Además tienen un carácter misterioso, apareciendo tan solo por la noche, de forma esquiva, casi nunca en espacios abiertos, como mucho en los límites ecotónicos del matorral, donde se mantienen encamados durante el día. La naturaleza de estos animales complica su estudio y apenas se conocen datos a nivel nacional, tan solo se conoce información parcial de su biología y distribución a nivel local, como ocurre con el gato montés, el turón, el tejón y el meloncillo.
Al igual que otros grupos ya mencionados, desde los años 50 los carnívoros de Cabañeros han sufrido una gran transformación, ligada a los cambios del hábitat y de otras comunidades de animales del entorno, pues cuando una comunidad es alterada, altera al resto de los niveles tróficos.
A los ya extintos oso pardo y lobo ibérico, hay que sumar el lince ibérico, una especie emblemática del matorral mediterráneo presente del centro y suroeste de la Península ibérica. Otras especies de carnívoras han tenido una suerte parecida, y si no se han extinguido, sí que han disminuido drásticamente su población. Asimismo, las transformaciones acaecidas a partir de los años 50 han favorecido el cambio del nicho dominante entre los carnívoros. De tal forma, que si a mediados de siglo XX el lobo y el lince eran las especies carnívoras sobresalientes, en los últimos años, especies como el zorro, a nivel de equilibrio ecológico; y la jineta y la garduña, en abundancia, han desplazado a sus predecesores.
Los causantes de esta decadencia vuelven a ser los ungulados salvajes y los conejos, aunque no debemos olvidar que la mayoría de estos cambios ecológicos suceden por intervenciones directas o indirectas del hombre. En cuanto a las directas, hay que tener presente que los carnívoros son un competidor directo de los humanos que se ha perseguido, como ocurrió con el lobo en la Cordillera Oretana, que, abundante en los 60, empezó a extinguirse en la década siguiente.
Pero el punto de inflexión que marcó el devenir de los carnívoros fue la llegada de la mixomatosis a finales de los 50. El descenso de las poblaciones de conejo cambió por completo la relaciones tróficas de la comunidad de carnívoros. Especies como el lince y el gato montés fueron descendiendo a medida que este lagomorfo se extinguía.
Ahora mismo, en Cabañeros, existen 10 especies de carnívoros, unas demasiado abundantes y otras que se consideran como raras y que apenas se conocen. El orden comenzando por las más numerosas es:
- Zorro
- Garduña
- Jineta
- Gato Montés
- Tejón
- Meloncillo
- Lince
La nutria está presente en el río Estena y en otros enclaves húmedos de Cabañeros. Existen también dos especies de mustélidos que se ignora su situación demográfica, la comadreja y el turón. La primera es común sin ser abundante y la segunda es escasa.
Lince ibérico (Lynx pardinus)

http://www.lynxexsitu.es / CC BY 3.0 ES (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0/es/deed.en)
Había constancia de la presencia del lince en los extremos oeste y este del parque a mediados de los 90. En los alrededores del curso medio del río Estena, en la zona oeste de Cabañeros, el lince fue muy abundante hasta finales de los 50, de hecho, es de donde proviene el mayor número de referencias. Sobre todo, en el arroyo de las Peralosas y Tributarios.
Según las últimas citas parece que existe una pequeña población del félido que habitan los barrancos próximos a Estena, probablemente descendientes de las antiguas poblaciones abundantes. Sin embargo, donde más referencias y testimonios hay del lince es en las sierras del valle del Río Bullaque, quizá su hábitat más adecuado.
Aunque la situación del lince en Cabañeros ha sido crítica en los últimos años, debido, entre otras cosas, a la disminución del conejo por las enfermedades mencionadas, los trampeos para carnívoros, la cinegética y los atropellos; recientemente, se están realizando excelentes labores para repoblar esta especie tan singular, mediante acciones como la mejora del hábitat y la introducción de nuevos ejemplares.
Nutria

La nutria está presente en varias zonas del parque. Su población más importante se asienta en el río Estena, en el oeste de Cabañeros, y mantiene su densidad hasta su desembocadura en el embalse del Cíjara, en la provincia de Badajoz. Otro núcleo menos poblado se encuentra en el arroyo el Brezoso y en el río Bullaque. Asimismo, encontramos efectivos en gran parte de los enclaves húmedos, como en pequeños arroyos o pantanos de cabecera, que se construyen para proporcionar agua a las fincas con casas o ganado.
Su alimentación se basa principalmente en el cangrejo americano (Procambarus clarkii). Gran parte de los excrementos recogidos en el río Estena en verano contienen solo restos de esta presa.

Luc hoogenstein / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)
Es, tal vez, el único lugar donde esta especie invasora no está causando demasiados estragos entre las especies autóctonas, y es gracias al control que ejerce la nutria sobre este, contribuyendo, por un lado, a que el cangrejo no se convierta en plaga; y por otro, a mantener estable la población de nutrias. Durante el invierno el consumo de peces aumenta.
Especies carnívoras más abundantes de Cabañeros según ecología trófica
Según los requerimientos tróficos (cantidad y tipos de alimentos) presentes en el parque, se puede saber la cantidad de especies que existen en el Parque Nacional de Cabañeros.
Zorro (Vulpes vulpes)

Juan Lacruz / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
El zorro se alimenta, principalmente, de la carroña generada por ciervos y jabalíes, muy abundantes en el parque y que yacen por enfermedades, caza, inanición, etc. La frecuencia de aparición de los ungulados salvajes en sus excrementos es del 46,7 por ciento, aunque llega a alcanzar casi el 70 por ciento en términos de biomasa. Los micromamíferos, en especial, los múridos (Apodemus sylvaticus) y los lagomorfos –representados por el conejo–, también tienen importante relevancia en su dieta, con un 22 por ciento de aparición y un 11 por ciento de biomasa.
En cuanto a los invertebrados, estos suponen una gran aporte alimenticio dentro de su dieta. Presentan una frecuencia de aparición superior al 80 por ciento, y destacan los insectos como los coleópteros, los ortópteros y los escorpiones. Cabe destacar el comportamiento trófico del zorro durante las épocas calurosas, en las que aumenta la búsqueda de langostas y saltamontes en la raña, cuando estos insectos alcanzan densidades notables.
El esquema trófico del zorro se cierra con las materias vegetales. Dentro de estas, tienen bastante importancia los frutos estacionales, propios del otoño e invierno, como madroños, bellotas o zarzamoras, que llegan a alcanzar un 27 por ciento de presencia en las muestras. El zorro también aprovecha, en menor medida, los residuos de tallos y hojas de encina, labiérnago y gramíneas. Las aves y los reptiles apenas tienen presencia en su dieta.
Jineta (Genetta genetta genetta).
Jineta (Genetta genetta genetta) Jineta (Genetta genetta genetta)
En Cabañeros, la dieta de la jineta se compone principalmente de micromamíferos, con una frecuencia de aparición superior al 80 por ciento en sus excrementos. Les siguen los invertebrados y las aves, con un 72 y 49 por ciento respectivamente. Si atendemos a los términos de biomasa, los micromamíferos mantienen las primera posición como alimento principal y las aves, con un 21,4 por ciento, adquieren una mayor importancia que los invertebrados, que presentan un 16 por ciento.
En cuanto a los lagomorfos y reptiles casi no tienen importancia en su dieta, pues no llegan al 5 por ciento de frecuencia de aparición. Dentro de los frutos, únicamente los madroños constituyen una parte fundamental de su dieta en épocas invernales, con un 17 por ciento de frecuencia de aparición.
Garduña (Martes foina mediterranea)

Gg. Any / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)
Para la garduña, el conjunto de los mamíferos suponen casi el 50 por ciento de sus necesidades tróficas en el parque. También alcanzan importantes aportes de biomasa las aves y los invertebrados, llegando a estar presentes en más de la mitad de las muestras. Por otro lado, los alimentos de origen vegetal componen un 27 por ciento de su dieta, con especial mención de los hongos, que llegan al 34 por ciento de frecuencia de aparición y el 16 por ciento de la biomasa. Entre el resto de los frutos y materias vegetales destaca el predominio del madroño (Arbutus unedo). Como en los casos anteriores, los reptiles son irrelevantes en su dieta.
Gato montés (felis silvestis)

Lviatour / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
El gato montés se alimenta casi en tu totalidad de mamíferos. Estos aparecen en todas las muestras y representan el 90 por ciento de la biomasa. Dentro de los lagomorfos, los conejos y las liebres tienen presencia en la mitad de las muestras, y con un 53,8 por ciento del alimento consumido, forman la base de su aporte energético. Los micromamíferos constituyen una quinta parte de la biomasa y son el grupo que más presencia tiene en sus excrementos. El ciervo es uno de los alimentos preferidos por este felino, que consume, bien como carroña, bien dando caza a los individuos más jóvenes.
Por último, las aves, son el último alimento con cierta importancia que completa la dieta del gato móntes, con un 9,4 por ciento de biomasa. Los reptiles e invertebrados aparecen a veces entre sus excrementos, pero no son determinantes. Entre las materias vegetales, destacan las gramíneas, ingeridas como purgantes y utilizas como acompañantes para la ingestión de micromamíferos.
Consideraciones finales sobre los mamíferos en Cabañeros
Las especies de carnívoros que han acabado predominando en Cabañeros son aquellas que se caracterizan por tener una dieta amplia y generalista capaz de adaptarse a los recursos más abundantes de cada estación del año, ya sean frutos, mamíferos, invertebrados, etc. Estas son el zorro, la jineta y la garduña. Su abundancia aumentó debido a la desaparición del conejo, que perjudicó a otras especies como el lince o el gato montés, cuya presencia en Cabañeros estaba claramente ligada al consumo de este lagomorfo. Las causas de este cambio fueron las enfermedades del conejo, el exceso de ungulados salvajes, las competencias interespecíficas y el envejecimiento del matorral, que favorecieron a estas especies de carnívoros oportunistas en detrimento de otras especies, incluso aves como el águila imperial.
Aunque la situación de la comunidad mastozoológica ha variado en el último siglo, el ecosistema del parque sigue siendo un conjunto faunístico único en la península ibérica. Mientras que algunas especies, como es el caso de los grupos de supercreadores, han disminuido su presencia debido a causas ambientales, como la necesidad de enclaves húmedos permanentes, o a la falta de una presa en concreto, otras especies han prosperado gracias a sus actitudes biológicas. En cualquier caso, no podemos olvidar la presencia y la intervención del hombre, que ha sido la principal causa de alteración de la fauna en el mundo. Está en nuestra mano proteger a las especies con las que convivimos.
Bibliografía:
- Guzmán López-Ocón, Javier Nicolas. (1997). Mamíferos. En Parque Nacional de Cabañeros (pp. 225-268). Madrid, España: Ecohábitat.